Últimamente estoy dándole vueltas a la idea de la cena, de la mesa que contiene elementos identificables con la comida y la bebida, además del resto de parafernalia que nos facilita la labor (placer para algunos y simple supervivencia para otros). Pero ¿Qué ocurre cuando introducimos elementos desconcertantes en ella, o nos encontramos con alimentos crudos, marchitos, ajados, quizá desagradables? ¿Qué sensaciones provoca en nosotros? ¿En qué se convierte esa mesa?
De momento he empezado con un cuadro en el cual todo se encuentra marchito, acabado, gastado, consumido en parte o por completo.
Incluyo imagenes del proceso desde un primer boceto en carbón hasta su estado final, óleo sobre tabla, 149 x 52 cm
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Me gusta mucho esta composición y la aplicación de la pintura… pero, si me permites una pequeña observación… en la penúltima fase el cuadro me parece muchísimo más interesante… nada, es una humilde opinión… pero me encanta en esa penúltima fase… enhorabuena, tienes una pintura interesante
Hola David, muchas gracias por tu opinión. A mi también me parecen muy interesantes algunas fases del proceso, por eso hice estas fotos y las publiqué. Al final me incliné por una pintura más “acabada”, pero en otros cuadros intento conservar esos rastros procesuales. Es una pena que a veces nos carguemos cosas bien interesantes por intentar dejarlas más “terminadas”. A mi me pasa casi todos los días! Un saludo.